Los Alegres de Uquía

Los Alegres de Uquía

DESENTIERRO DEL CARNAVAL
UQUIA - JUJUY ARGENTINA

El Sábado previo al miércoles de ceniza, todos los caminos conducen hacia la quebrada de Humahuaca, al norte de Argentina. Y no es para menos pues la fiesta que han esperado por todo un año al fin ha llegado. Se da rienda suelta con el desentierro del carnaval, con este acto se da inicio a una semana llena de alegría y desenfrenos sin remordimientos, comandado por la presencia del Diablo.

Es tiempo de carnaval y el diablo ha salido para festejar, pero lejos de parecer algo maligno o esotérico, es el momento para que la diversión y alegría tengan vía libre. En los pueblos de Humahuaca, el diablo no es el diablo malo o terrorífico, sino el diablito bueno. Y si bien tiene cola y unos cuernos puntiagudos, también decir que viste de colores, lleno de espejos y brillos pero sobre todo lleno de alegría que va repartiendo por los cerros y calles de los pueblos.

 

En La población de Uquía, comandados por su comparsa “Los Alegres de Uquía”  realizan la tradicional bajada de los diablos. A eso de las 4 de la tarde, miles de personas concentradas al pie del cerro, dirigen sus miradas hacia la cima, donde uno a uno van apareciendo los diablos para dar color al árido cerro, desde ahí empieza el descenso al  pequeño valle, donde se encuentra la apacheta (cúmulo de piedras en forma de pirámide), Lugar donde a lo largo del día han acudido personas fieles para realizar sus ofrendas a la Pacha (Tierra) para pedir por su fertilidad y para pedir permiso para disfrutar de los días de fiesta que se avecinan.  Aquí se encuentra enterrado el Pujllay, que no es otra cosa que un pequeño muñeco de tela con la forma de un diablito, el cual una vez en la intemperie es exhibido como un trofeo frente a los miles de personas y anuncia que ha llegado el carnaval. Aplausos, gritos, bombos, serpentinas y un ambiente lleno de talco es lo único identificable en ese momento de profundo éxtasis.

Consumado el desentierro la fiesta inicia, los ritmos andinos animan los bailes, inicia la romería de gente y comparsas por las calles, las casas esperan con sus puertas abiertas a las comparsas comandadas por sus bandas, diablitos y diablitas y gente que se va uniendo, para brindar bebida y comida pues se necesita energía para afrontar lo que se viene. Imposible no contagiarse no solo de su ritmo, sino del entusiasmo para repartir talco y serpentina, y como si fuera una batalla campal, nadie se escapa de ser víctima o victimizar del reparto de talco en sus rostros y cuerpo entero.

EL carnaval de Humahuaca, el momento propicio de ser feliz porque si, porque hay fuerzas para celebrar la vida y una vida en alegría. Imposible no contagiarse y disfrutar, imposible no sentir y gritar a todo pulmón ¡Sóltame Carnaval!

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